El principal impulsor de los chipset en los últimos años ha
sido Intel, que además de dominar en los microprocesadores tiene una importante
posición en este mercado.
Desde los comienzos de la historia la fabricación de los primeros
microprocesadores, se pensó en un conjunto de integrados de soporte, de hecho
el primer microprocesador de la historia, el Intel 4004 formaba parte de un
conjunto de integrados numerados 4001, 4002 y 4003 que tenían todos una
apariencia física similar y que formaban la base de un sistema de cómputo
cualquiera.
En el año 1994 Intel presentó el 82434NX (Neptune) y el
82434LX (Mercury), ambos con problemas para trabajar con el bus PCI.
En 1995 apareció el conocido chipset FX (Tritón), diseñado
específicamente para funcionar con la familia Pentium. El primer chipset serio
que comercializó Intel fue el 430FX, al que siguieron otros como el HX, VX o
TX, todos ellos para micros Pentium de Socket 7. Con la aparición del Pentium
II se empleó el modelo 440FX (Natoma) usado en los Pentium Pro, pero no
optimizado para Pentium II al carecer de soporte para SDRAM, Ultra DMA y AGP y
tras éste salió el 440LX, que ofrece un buen funcionamiento y gran
estabilidad.
Con la aparición de micros a 350 y 400 MHz y el bus de
100MHz sale al mercado en 1998 el 440BX, que ofrece soporte para el citado bus
de 100 MHz, un mayor ancho de banda para el bus PCI y AGP usando la tecnología
Quad Port, soporte para el nuevo bus IEEE 1394 y Pentium II Mobile Processor
destinado a equipos portátiles. Paralelamente al 440BX aparece el 440EX,
diseñado para ser usado con el procesador Celeron, este chipset es una versión
reducida del LX, pues sólo soporta 256 Mb de memoria y un máximo de 3 slots
PCI, todo ello orientado a reducir drásticamente los costes y permitir la venta
de equipos muy baratos.
Más tarde llegó el ZX, versión reducida del BX y destinado a
placas de bajo coste y de características recortadas. La gran novedad fue el
810 y las sucesivas revisiones, con una arquitectura de bus que mejora las
prestaciones generales de la placa, incluyen soporte para discos UDMA-66 e
integran vídeo y sonido dentro del propio chipset y parece haber resultado un
fracaso. Más tarde salió el 820, pero al no ofrecer brillantes prestaciones e
integrar la memoria RDRAM en módulos RIMM han llevado al destierro a este chipset.
Por ello VIA, empresa veterana en la fabricación de placas base, con sus
modelos Apollo Pro 133 y Apollo Pro 133A ha conseguido una gran parte de
mercado que antes tenía Intel. En la actualidad está triunfando con su reciente
KX133, chipset para Athlon que ofrece unas extraordinarias prestaciones.
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